Mí Séptimo Cumpleaños – Relato Corto

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Muy buenas Soñadores una vez más vengo con el relato corto «Mi séptimo Cumpleaños». Sé que muchos de vosotros lleváis conmigo años y por ello probablemente en esta ocasión no os apetezca volver a leer dicho relato a pesar de que os gustase cuando lo leísteis. Pero igual que no entiendo que probablemente no os apetezca espero que vosotros me entendáis a mi también pues vosotros lo leísteis en su momento pero naturalmente no todo el mundo conoce esté relato titulado «Mi séptimo cumpleaños» pues la realidad es que no soy lo que se puede llamar una persona super conocida.

Además «Mi séptimo cumpleaños» es un relato que a pesar de no ser Novela Romántica es un relato al que le tengo mucho cariño y como probablemente sea complejo que en un futuro lo publique físicamente espero que entendáis que al menos quiera tenerlo publicado en mi web. Completamente gratis y a disposición de todo el que le apetezca leerlo y releerlo tantas veces como crea conveniente.

Dichas estas pocas palabras os dejo con «Mi Séptimo cumpleaños» y por su puesto espero disfrutéis de este relato que escribí allá por el año 2013 el cual está basado en hechos reales de varios niños que por un motivo u otro en el pasado formaron parte de mi vida. Pero desafortunadamente ya no están.


Mi Séptimo Cumpleaños

Por: Mary Martín

Hola a todos, mi nombre es Hugo. Hoy es el día de mi séptimo cumpleaños, un día muy importante para mí, pues este día marcó mi vida para siempre. Pero antes de contaros por qué he de retroceder unos meses, para que podáis entender todo esto que os estoy diciendo.

El día amaneció soleado, y quería jugar, pero no sabía cómo decírselo a mi madre. Me dijo que no me ensuciara que teníamos que ir al médico.

— ¿Puedo jugar un rato? — dije tímidamente.

Al escucharme, su rostro cambió. Me miró seria, como si hubiese roto algo muy valioso. Me apresuré para pedirle perdón, pero ella me seguía mirando sin decir nada.

Después de esperar unas palabras que nunca llegaron, me terminé rindiendo.

—  Hugo, vamos. Es la hora. -Dijo mamá, mientras se colgaba el bolso y colocaba las llaves en la puerta.

— Por favor, mamá, necesito unos minutos. No encuentro el libro que estoy leyendo. Mamá me ayudó, y juntos buscamos mi libro de Ferblo — El chico misterioso. Cuando lo encontramos, nos fuimos al hospital.

— Mamá, ¿crees que ese doctor me podrá curar?

portada del relato Corto Mí séptimo Cumpleaños escrito por al escritora de novela Romántica Mary Martín

— Claro que te vas a curar, no te preocupes.

Con muchísima ilusión empezamos a cantar, y el viaje fue muy divertido. Al bajar del coche, sentí un fuerte dolor de cabeza, pero no le di importancia, estábamos tan contentos que no quise preocupar a mamá.

A las pocas horas, me sentí cansado, con dolor de estómago y tenía muchísimo calor. Mamá y yo nos sentamos en la sala de espera del hospital.

Me daba un poco de miedo, y había mucha gente que estaba mala, parecían tristes y cansados. Me sentía cada vez peor, más cansado, pero estaba leyendo y se me pasaba el tiempo más rápido.

— Mamá, ¿qué te va a pasar si me muero?

— No te preocupes por eso, no te vas a morir.

— Hugo Santos. — Dijo una enfermera entre el murmullo de los demás pacientes.

Coloqué el marcapáginas por donde me había quedado, cerré el libro y caminé a la consulta, la cual era tan deprimente como el resto del hospital. El doctor un señor mayor con aspecto tranquilo y sereno. Nos atendió muy amablemente.

— Señora Santos, las pruebas realizadas nos indican que  su hijo es un niño totalmente sano. Al escuchar al doctor, mamá se puso muy seria, estaba tan enfadada que daba miedo.

— Pero doctor, se queja de que le duele la cabeza, la bar… — El doctor  interrumpió a mamá muy bruscamente.

— No le haga caso, está bien. Los niños de su edad suelen poner excusas para no ir a la escuela.

Estas palabras terminaron por hacer que mamá no pudiese aguantarse y termino por alzar la voz.

— ¡No!, eso es mentira, le duele. Pero usted es un inepto. A mi hijo le encanta ir a la escuela y sus excusa barata no me valen para nada, si no sabe lo que le pasa, busco a alguien mas cualificado, pero no llame mentiroso a mi hijo, el único mentiroso aquí es usted.

Mamá se levantó, me dio la mano y nos marchamos de la consulta. Sin dejar al doctor decir nada más, regresamos al coche. De camino al colegio paramos en un bar para tomar algo. Llegué a la hora del recreo y me fui al bosque, lo que para los alumnos estaba prohibido. Es una zona muy tranquila, me encanta ese lugar para leer. Me senté sobre el tronco de un pino viejo y empecé a leer.

— ¿Pero que tenemos aquí?, es una pequeña rata de biblioteca — dijo un chico de último curso, mientras se reía de mí con sus amigos.

No les hice caso, coloqué el punto de libro y me levanté. Me quitaron el libro antes de que  pudiera irme.

— Vaya, pero qué tenemos aquí, el ratón va perdiendo cosas.

— Déjame ver. -Decía otro a la vez que entre sus manos tomaba mi libro.—  Oh qué guay, es Ferblo – El chico misterioso — dijo en tono de burla.

— ¡Devolvedme mi libro ! -Grité.

— Oh, pero si sabe hablar, ¿qué vas a hacer si no te lo damos?,hablarás con la profe, nos pegarás …

Corrí sin resultado alguno mientras ellos se lanzaban mi libro de uno a otro. Vi cómo el marcapáginas salía despedido y terminaba empapándose en la fuente. El libro estaba quedando muy deteriorado de tanto lanzarlo.

El tercer chico que aún no había hablado, empezó a arrancar las hojas. Lleno de rabia e impotencia, y con lágrimas en los ojos, corrí hacia él. Uno de los otros, no recuerdo bien el que fue intentó detenerme. Choqué con él, pero caí contra el suelo. Estaba medio inconsciente cuando les vi alejarse. No sé cuánto tiempo estuve en ese estado, terminé por perder totalmente la consciencia y cuándo desperté estaba en el hospital.

Mamá estaba junto a mí, se notaba que había llorado. Pero al verme abrir los ojos, esbozó una gran sonrisa.

— Doctor, enfermera, doctor… — Gritaba mi mamá en la puerta de la habitación.—  Ha despertado, ha despertado.

En cuestión de minutos tenía a un médico revisando mi estado. Me hicieron muchísimas preguntas, de las cuales no todas pude responder. El medico y mamá se alejaron un poco para que no les pudiese escuchar. No quería hacer ruido, por eso me acerqué lo máximo que pude intentando que no se diesen cuenta. 

— Señora Santos, las pruebas realizadas nos indican que su hijo tiene un tumor cerebral. Está bastante avanzado y sería necesario operar de inmediato. Pero necesitamos su consentimiento por escrito.

Mamá permanencía quieta, sin decir una sola palabra. Hasta que pasados unos minutos al fin preguntó:

— ¿Qué riesgos hay? — Espero muy poco tiempo y nuevamente pregunto — ¿Usted Cree que mi pequeño pueda morir? — Al ver lo triste que estaba mamá, no lo pude evitar salí de mi escondite, la abracé a la vez que intentaba que se calmara.

— No te preocupes mamá, pase lo que pase estará todo bien.

Unas horas más tarde la enfermera me preparó para ir al quirófano. Los nervios me recorrían todo el cuerpo, pero el saber que en todo momento permanecería dormido, me relajaba un poco. Mamá, inquieta, paseaba por toda la habitación. Su cara reflejaba mucho miedo, impotencia, desesperación …

— Feliz cumpleaños mi niño, ya has cumplido siete años. — Dijo mamá antes de ir al quirófano.

Las enfermeras y mi compañera de habitación también me felicitaron, ese rato fue uno de los más felices que tuve esos días. Laura, una enfermera muy simpática y cariñosa, entraba en la habitación con una gran sonrisa, a la vez que me felicitaba por mi cumpleaños.

— Bueno, pequeño, como me comentaste lo que te había ocurrido en el patio del recreo, te he traído una sorpresa. Para que no te quedes sin conocer el final del libro que estabas leyendo, te he traído a su escritor, y él mismo te lo va a leer.

Al ver a Domingo entrando por la puerta me quedé sin palabras, con una sonrisa nerviosa en mi cara que no pude ocultar. Él, muy amablemente, se sentó junto a mí. Estuvimos hablando sobre lo que me hicieron en el patio y lo triste estaba porque me habían roto el libro.

— No estés triste, te he traído otro nuevo, y si quieres, te lo puedo dedicar. Pero antes, vamos a leer el último capítulo.

Sentados, el uno junto al otro, empezamos a leer mientras todos los presentes nos miraban. A mamá se le escaparon un par de lágrimas, yo me sentía muy feliz. Una vez que terminamos de leer, me lo firmó y le hice muchísimas preguntas, hasta que la doctora dijo que tenía que marcharme. Domingo me dijo que no me preocupara, que se quedaría con mamá, para que no estuviese sola hasta que saliese de la operación.

De camino al quirófano Laura y yo íbamos hablando. Miré en dirección a mamá y Domingo. Ella estaba muy triste. Él intentaba animarla. Al mirarme sonrió y me saludó con la mano. – No te preocupes, tranquilo, la cuidaré mientras estés en el quirófano. Gritó Domingo, con una triste sonrisa dibujada en su rostro.

Al llegar a la mesa de operaciones me pusieron la anestesia. Pasados unos minutos, sentía como poco a poco iba perdiendo las fuerzas, mis párpados se cerraban. Finalmente terminé por sucumbir al cansancio y me quedé dormido. Esa fue la última vez que vi a mamá, después de la operación no volví a despertar.

Fin


Gracias por el tiempo que empleaste en leer «Mi séptimo Cumpleaños» me encantaría conocer tu opinión al respecto en los comentarios y si te apetece me ayudarías muchísimo si compartes el relato con tus amigos para que ellos también lo puedan leer y comentar.

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